Otro Jueves que brillaba como el sol pero que pasa al Domingo: la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor. El orbe católico, ensimismado ante este misterio, profesa pública adoración a la PRESENCIA REAL de Jesucristo en la Eucaristía.
El mismo Jesús que concibió la Santísima Virgen María en sus entrañas, el mismo Jesús que predicó por los territorios de Judea, Galilea y Samaría, el mismo Jesús que resucitó a muertos y curó a enfermos, el mismo Jesús que fue crucificado, muerte y sepultado, y el mismo Jesús que resucitó y fue glorificado, es el que está presente en la Eucaristía con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Todo entero.
Y será ese mismo Jesús, no de escayola ni de madera, de filigrana ni grandes portentos, el que pase por las calles de nuestro pueblo para bendecirnos y para que nosotros le recemos y le adoremos.
Sería una pena no valorar este acontecimiento como se debe.
Como viene siendo tradición, la Cofradía tributará su adoración al Santísimo Sacramento exhornando la Capilla de Nuestra Titular para que al paso del Señor esté lo más digna posible. En la puerta montaremos el Altar, aunque la imagen de la Santísima Virgen permanecerá en su lugar, dentro del recinto sagrado, para evitar así riesgos innecesarios y un mayor cuidado de la efigie.
Animamos a todos los cofrades a colaborar en el montaje de este Altar.
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